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Los 3 mejores poemas de Borges recitados por el propio autor
Descubre los poemas más icónicos de Jorge Luis Borges recitados por el mismo autor. Sumérgete en la belleza de sus palabras artísticamente entretejidas mientras exploras su visión única de la poesía. Una experiencia imperdible recopilada en este destacado evento literario.
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Video Transcript
Durante las seis conferencias sobre poesía que Jorge Luis Borges pronunció en la Universidad
de Harvard durante el curso 1967-1968, dijo,
Si tengo que definir la poesía y no las tengo todas conmigo, si no me siento demasiado seguro,
digo algo como, poesía es la expresión de la belleza por medio de palabras
artísticamente entretejidas. Esta definición podría valer para un diccionario, para un libro
de texto, pero a nosotros nos parece poco convincente. Sabemos qué es la poesía, lo sabemos
tan bien, que no podemos definirla con otras palabras, como somos incapaces de definir el
sabor del café, el color rojo o amarillo, o el significado de la ira, el amor, el odio, el
amanecer, el atardecer o el amor por nuestro país. Estas cosas están tan arraigadas en nosotros,
que solo pueden ser expresadas por esos símbolos comunes que conocen.
¿Y por qué habríamos de necesitar más palabras? Vale recordar que las transcripciones de estas
conferencias, tituladas El Enigma de la Poesía, La Metáfora, El Arte de Contar Historias, La Música,
Las Palabras y la Traducción, Pensamiento y Poesía y Credo de Poetas, fueron compiladas
en el libro Arte Poética, publicado en 2001 por Editorial Crítica de Barcelona.
Y en la conferencia titulada ¿Qué es la poesía? del ciclo que ofreció entre junio y agosto de
1977 en el Teatro Coliseo de Buenos Aires, ya publicada en el canal, cuyo enlace te dejo en
la descripción, agregaba, hay personas que sienten escasamente la poesía, generalmente se dedican a
enseñarla. Yo creo sentir la poesía y creo no haberla enseñado. No he enseñado el amor de
tal texto de tal otro. He enseñado a mis estudiantes a que quieren
la literatura, a que vean en la literatura una forma de felicidad. Como vemos, para Borges la
poesía no era una cuestión menor, sino comparable a los sentimientos más profundos que puede
experimentar un ser humano, más o menos sensible. Y supo explorarla en colecciones memorables,
empezando con Fervor de Buenos Aires y continuando con El Hacedor, 1960, el otro, el mismo, 1964,
Elogio de la sombra, 1969, La rosa profunda, 1975 o La cifra, 1981.
Una frondosa producción en verso de la que en este informe extraemos para su reproducción
solo tres poemas que, casi arbitrariamente, consideramos los mejores del escritor argentino.
recurrimos a la producción fonográfica Borges por él mismo, sus poemas y su voz, del cual
se lanzaron dos ediciones, la primera con 18 poemas y la segunda con 20, editada en
1967 por AMB Discográfica. Disco, como les decíamos entonces, publicado en una época
en la que era bastante común que los escritores registraran su obra con su propia voz en vinilo
para el consumo popular. Y de ese registro reproducimos, como anticipamos, tres poemas
considerados por el responsable de este canal entre los mejores del argentino,
que ha escrito y publicado muchos extraordinarios. Comencemos por el poema que para Adolfo Bioy
Cazares y para el propio Borges era su obra en verso más lograda, El Gólem,
Escrita hacia 1958 y compilada en el volumen El Otro, El Mismo.
aparecido en 1964, el poeta reconoce que, con sus diferencias, intentó una variación del cuento
Las ruinas circulares, incluido en El jardín de senderos que se bifurcan, de 1941, y luego en
ficciones, de 1944. Se inspiró en El Golem, novela del austríaco Gustav Meinrich, publicada en 1915,
el primer libro descifrado en alemán por un Borges adolescente durante su estancia en Suiza,
en el período de la Primera Guerra Mundial. Impresionado desde entonces, ya adulto profundizó
sobre el tema con la lectura de La Cábala y su simbolismo, del judío alemán Gershon Scholem,
y en otras fuentes. Aquella primera impresión evolucionó con las décadas hasta alcanzar el
que para muchos es su poema más logrado.
El Gólem.
Si, como el griego afirma en el Caratilo, el nombre es arquetipo de la cosa,
en las letras de Rosa está la rosa y todo el Nilo en la palabra Nilo.
Y hecho de consonantes y vocales habrá un terrible nombre que la esencia cifre de Dios
y que la omnipotencia guarda en letras y sílabas cabales.
Adán y las estrellas lo supieron en el jardín.
La rumbre del pecado, dicen los cabalistas, lo ha borrado, y las generaciones lo perdieron.